viernes, 20 de enero de 2017

Origen de Mucho ruido y pocas nueces.

Ya os adelanto que no va de ruidos ni de nueces el argumento.

Se dice mucho ruido y pocas nueces cuando se dice más que se hace.

Según relato del conde de Clonard, en 1597 las tropas españolas tomaron la ciudad francesa de Amiens, merced a una treta urdida por el capitán Hernán Tello de Portocarrero, que vistió de labradores a dieciséis de sus soldados que hablaban muy bien el francés. 

Estos hombres penetraron en la ciudad provistos de sacos de nueces, cestos de manzanas y un carro de heno. Apenas entraron en la ciudad, uno de los soldados dejó caer voluntariamente uno de los sacos de nueces, lo que movió a los soldados franceses a recogerlas del suelo. Esta situación permitió a los españoles que sacaran sus armas de la carreta de heno y así consiguieron reducir a las tropas locales, permitiendo el asalto de una columna invasora. 

Posteriormente, los franceses recobraron la plaza, pero la astucia de la estratagema habría dado origen al dicho “ser más el ruido que las nueces”. 



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