viernes, 20 de enero de 2017

Origen de El oro y el moro.

¡No sé que tienen que ver los agentes de la T.I.A. con un compro oro ni con este post!

Se dice el oro y el moro cuando se ofrece mucho a cambio de algo o para censurar la codicia de alguien.

El origen del dicho fue un hecho de armas protagonizado por un grupo de caballeros jerezanos durante las guerras de la Reconquista española. 

Sucedió que, durante una incursión afortunada, estos caballeros lograron capturar a unos cincuenta moros notables, entre los que se encontraban Abdalá, alcaide de la ciudad malagueña de Ronda y un sobrino de éste, llamado Hamet. 

El alcaide obtuvo muy pronto su rescate, mediante el pago de una fuerte suma de dinero, pero no así los demás -ni siquiera su sobrino Hamet-, pese a los enérgicos requerimientos del propio rey Juan II de Castilla. 

Los caballeros -y particularmente, la esposa de uno de ellos- exigían la entrega de cien doblas (monedas castellanas de oro) por la liberación del cautivo. 

En virtud de esto, el rey ordenó que Hamet fuese trasladado a la Corte, pero debido al litigio entre el soberano y los caballeros por el cobro del rescate, la malicia del pueblo no tardó en acuñar la frase “quedarse con el oro y el moro”, aplicada a la sólo aparente intención negociadora (en su favor) del rey. 




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