Se dice que alguien es un tonto de capirote, cuando es alguien muy poco inteligente.
Antigamente, en las procesiones de Semana Santa, la Santa Inquisición colocaba, a modo de escarnio público, un capirote a todo aquel acusado de algún delito, herejía o pecado. El pueblo al verlos se burlaba de ellos y, entre otras lindezas, era muy utilizada la palabra "tonto" para referirse a ellos.
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