Se le dice la dolorosa a la cuenta de un bar o restaurante.
En el Madrid de los Austrias, a partir del siglo XVI, acudía mucha gente allí por negocios o alguna obligación. Los taberneros cercanos a la Corte y la Villa se aprovechaban de la posición de sus locales para poner unos precios desorbitados.
Tanto es así, que muchos pobres clientes al ver la cuenta de lo consumido, ponían unas caras que se asemejaban a las caras de la Virgen María Doliente (la Dolorosa) al saber de la muerte de su hijo Jesús en la cruz.
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