Esta expresión se originó en 1956 en la película mexicana ¡Pura vida! En ella el actor Antonio Espino y Mora, conocido como Clavillazo, es un tipo alegre que utiliza esta expresión durante toda la película para referirse a personas y cosas o situaciones bonitas o buenas.
Parece que esta película caló en Costa Rica y se popularizó esta expresión
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