Se dice que alguien es un pringado o pringao de alguien que se deja engañar fácilmente o con mala suerte.
Antiguamente, cuando una persona realizaba algo malo, podía llegar a castigarse de formas muy humillantes. Una muy típica era embadurnar al castigado con brea y llenarlo de plumas, montarlo en un burro y pasearlo por el pueblo.
Y de aquí llega la expresión pringado.
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