Se dice de poner la mano en el fuego por alguien cuando uno confía plenamente en la inocencia de esa persona.
Los antiguos pueblos germanos tenían la costumbre de que, si dos personas discutían, una de las formas de litigar entre ellas era que, para demostrar que esa persona era sincera se le ponía en la mano un hierro caliente, o en otra parte del cuerpo, pues si era inocente, Dios le ayudaría.
Si esa persona era culpable, saldría corriendo. Lo mismo pasa con la expresión agarrarse a un clavo ardiendo, pues también viene de aquí y en vez de poner la mano en el fuego, se indicaba que el acusado sostuviera un clavo puesto al rojo vivo y lo aguantara sin quejarse si era inocente.
Me da a mí que ese pueblo estaba lleno de delincuentes, fijo.
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