La expedición del español Juan Díaz de Solís, tuvo la desventura de que naufragara una de sus naves. Por fortuna, consiguieron llegar a la costa, donde se toparon con los indígenas de la región.
Estos les hicieron entregas de diversos regalos, muchos de ellos hechos de plata. Los naufragado inspeccionaron la región, encontrando que en la zona había una sierra rica en este material. Una vez lograron regresar a España, contaron acerca de su hallazgo.
En un principio, el Río de la Plata era llamado el Río Solís, por su descubridor, pero como era una tierra en conflicto con los portugueses, estos la rebautizaron como el Río de la Plata, para quitarle el nombre original que hacía referencia al descubridor español.
De manera que el nombre de Argentina proviene del latín argentum, que significa plata.
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