Se utiliza la expresión del chocolate del loro cuando se alude a que se prescinde de algo que no repercute apenas en una situación.
Parece ser que esta expresión se empezó a utilizar cuando una familia pudiente comenzó a tener problemas económicos y lo único que hizo para hacerles frente fue ahorrar en la onza de chocolate que le daban de capricho al loro que conservaban en una jaula magnífica y agasajaban a sus invitados con caras viandas.
Hay varias posibilidades de su origen, una la sitúa Pancracio Celdrán en el siglo XVIII y se correspondía a una familia de indianos que comenzaba a perder su suerte. Otra la sitúa el periodista Néstor Luján en una familia pudiente de la alta sociedad española, pero no indica época.
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