Se manda a alguien a el quinto pino cuando se le quiere mandar muy lejos.
Durante el reinado de Felipe V se plantaron cinco frondosos árboles en la ciudad de Madrid, el primero de ellos fue plantado cerca de Atocha, al principio del Paseo del Prado. El resto de ellos se plantaron a una distancia importante entre sí, quedando el quinto a la altura de Nuevos Ministerios, a casi 6 kilómetros de distancia entre ellos.
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